PRIMER DÍA VUELO MADRID - ATENAS - PUERTO DEL PIREO
Aunque
nunca hemos sido amantes de realizar un crucero, en esta ocasión, ante la
oferta de nuestro amigo Ángel no dudamos en aprovechar esta oportunidad para
reunirnos otra vez con nuestro grupo viajero, ya que en cualquier circunstancia
y lugar sabíamos que íbamos a pasarlo de maravilla. En esta ocasión se nos
unían por primera vez Chuchi y Marisa, sabemos que acoplarse a un grupo que ya
está formado no es fácil, pero lo cierto es que desde el primer momento
entraron a formar parte de nuestro círculo, creándose nuevos vínculos de
amistad con ellos.
Viaje
organizado por Pullmantur que comenzaba con el vuelo Madrid Atenas y desde aquí
al puerto del Pireo donde se nos distribuyeron los diferente camarotes y empezaba
nuestro circuito.
Subimos a cubierta donde nos esperaban unas vistas nocturnas del puerto del Pireo impresionantes.
SEGUNDO DÍA MIKONOS
Como sabéis todos los cruceros organizan excursiones para conocer los diferentes lugares, pero por propia experiencia recomiendo que se haga por vuestra cuenta ya que se dispone de suficiente tiempo para poder visitar los lugares más recomendables de cada isla.
Así que después de toda una noche de navegación llegamos a Mikonos y nos dispusimos a visitar esta hermosa isla.
Así que después de toda una noche de navegación llegamos a Mikonos y nos dispusimos a visitar esta hermosa isla.
Míkonos se
divide en dos municipios Chora y Ano Mera. La isla posee una población pequeña
(unos 10.000 habitantes), por lo que los turistas muchas veces superan a los
autóctonos. Esta gran afluencia de turistas, su orografía suave
y sus playas atrayentes
consiguen que el ambiente, la fiesta, la música electrónica y la animación que
dura toda la noche sean el elemento que más destaca en Míkonos.
Nosotros desembarcamos en Chora.
Algo de historia: según la mitología
griega, la isla fue nombrada así por el héroe Mykono, hijo de Apolo; por lo tanto es la isla de la
luz, pues aquél del que tomó su nombre tenía vínculos familiares con el
luminoso Apolo.
Se dice
también que en Mykonos el legendario Heracles (Hércules) mató a los gigantes, cuyos cuerpos petrificados formaron
las rocas de la isla. En otra versión del mito, es el mismísimo Poseidón quien levanta las rocas que
forman la isla, también en contra de los gigantes.
En Chora, lo más llamativo es el tipo de construcción en toda la isla: tiende a ser de formas redondeadas, con casas pintadas de riguroso blanco, carpinterías de ventanas y puertas de colores pastel muy vivos, siendo los más usuales el azul y el rojo.
Las callejuelas son estrechas por
dos motivos: El primero, para protegerse del sol; y el segundo, para protegerse
del viento que sopla fuerte especialmente en verano. Podremos contemplar
la arquitectura popular más famosa de las cicladas con ese predominio del
encalado tan característico.
Otra característica importante es que el tráfico permanece cerrado durante casi todo el día para que el paseo y el turista se encuentre más cómodo.
Otra característica importante es que el tráfico permanece cerrado durante casi todo el día para que el paseo y el turista se encuentre más cómodo.
Impresionante son los molinos blancos situado en la parte alta del barrio de Kastro, con sus maravillosas vistas de la Pequeña Venecia, una de las zonas más
bonitas de Mykonos.
En un extremo del muelle, encontramos la iglesia Agios Nikolakis y el Ayuntamiento. A la izquierda nos adentramos en el barrio del Kastro o castillo, del que poca cosa queda. Antes de llegar a la pequeña Venecia, veremos la Iglesia Paraportiani y comprobaremos lo caótico de sus estrechas y desordenadas calles, no nos extrañe tener la sensación de habernos perdido o de repetir alguno de los recorridos.
Al llegar
de nuevo al mar, alcanzamos la zona denominada Pequeña Venecia, muchos
restaurantes y bares nos dan la bienvenida para contemplar una fantástica
puesta de sol. Su mejor vista la obtenemos desde la colina de los molinos, Kato
Miloy.
Por la noche nos pusimos del color
recomendado, el blanco, y aquí están los chicos y las chicas del grupo.
TERCER DÍA MIKONOS
El siguiente día repetíamos Mikonos,
por lo que dimos un paseo grande por la parte superior de Chora, la capital, denominada el barrio de Kastro.
Entre las cosas
que ver en Mikonos uno no espera encontrar molinos de viento. Sin embargo,
éstos son posiblemente uno de los símbolos más reconocibles de la isla.
Construidos en el siglo XVI para moler grano, hoy siguen en pie y se han
convertido en uno de los rincones más fotogénicos de Mikonos, con vistas
espectaculares a la Pequeña Venecia.
Siempre que te mueves por esta pequeña isla encuentras rincones espectaculares en donde el blanco es el fondo de todos los objetivos.
Desde el
barrio de Kastro se ven los molinos, que en total son cinco – antiguamente
había quince y se utilizaban para moler el trigo -. No olvidemos que Mykonos es
una isla de vientos, y el viento Meltemi sopla 200
o 300 días al año, lo cual
tampoco está nada mal, ya que en verano puede llegar a hacer mucho calor.
Por la tarde partimos del puerto de Chora dirección a la isla de Creta, pero aún tuvimos tiempo de recoger en cubierta algunas de las imágenes del atardecer.
CUARTO DÍA CHANIA
Después de recorrer 216 millas nauticas nuestro barco atracó en el puerto de Chania (La Canea), en donde cogimos tres taxis para que nos llevara al centro de la ciudad.
Chaniá, también conocida como La Canea, es
una de las ciudades más interesantes y hermosas de Creta. Situada sobre el
antiguo asentamiento de Kydonia, fue habitada desde la época neolítica y,
después de la destrucción de Knossos se convirtió en el centro neurálgico de la
isla de Creta. Con la llegada de los árabes, la ciudad vivió un periodo de
decadencia, pero con la llegada de los venecianos, La Canea floreció y se
convirtió en la “Venecia del Este”. Los turcos ocuparon más tarde la ciudad
durante 250 años, desde 1646 a 1898. Más tarde, Chaniá fue la capital de la
isla hasta 1971, y hoy en día es la segunda mayor ciudad de Creta, después de
Heraklion.
Situada a los pies de los Lefta Ori (montaña Blancas), dispone
de un pintoresco puerto, y un entramado de calles que forman una ciudad
salpicada por edificios venecianos, fortificaciones (sobre todo alrededor del
puerto), y vestigios de la época Otomana.
Nuestra primera parada fue el Mercado Público y desde allí nos dirigimos por una series de callejuelas repletas de tiendas hasta la Catedral de la Presentación de la Virgen María.
Aunque su construcción es del siglo
XIX, lo cierto es que esta iglesia se asentaría en otra más antigua, del siglo XIV.
Se encuentra situada en una gran plaza, con una gran planta con tres naves, de
las cuales la tercera es la más alta. Además, también sobresale una única torre
campanario, que se sitúa junto a la fachada principal. Su interior está
decorado en estilo ortodoxo, con algunas obras de arte bizantino y pinturas
religiosas. Además también podemos observar elegantes sillas de madera, un
altar de plata y algunas vitrinas de gran hermosura.
Desde aquí nos dirigimos hasta la zona del puerto donde se divisa el faro.
Este pequeño faro está situado al
final de la muralla veneciana del puerto, desde donde se obtiene una buena
vista de la costa, el puerto y la ciudad.
Muy cerca se encuentra, la Mezquita
de los Jenízaros, edificio de varias cúpulas, levantado por los turcos tras la
conquista de Creta en 1645. Es la construcción otomana más antigua de la Isla
de Creta.
El paseo por el puerto de Chania nos abrió el apetito y nos tomamos unas cervezas a muy pocos metros de la Fortaleza Firkas.
La Fortaleza Firkas, construida para proteger el
puerto. Alberga hoy en día el Museo de historia Naval, donde se muestra una
exposición sobre la batalla de Creta, que tuvo lugar en 1941 durante la Segunda
Guerra Mundial. Además, recorre la historia del comercio marítimo y la historia
naval de la isla de Creta. La colección reune maquetas de barcos y submarinos,
armas e instrumentos de navegación, documentos históricos y la maqueta de la
ciudad.
Desde la torre hay bonitas vistas
del puerto, del faro veneciano y de la mezquita, y es el lugar donde fue izada
la bandera griega en 1913.
Se nos acercaba la hora de volver al barco, por lo que dimos una vuelta por el centro hasta el Mercado Público donde cogimos un autobús de vuelta al puerto de atraque.
QUINTO DÍA RODAS
Rodas
es una de las más bellas islas griegas.
La capital de las islas del Dodecaneso. Según nos cuenta la mitología griega,
fue fruto de la pasión entre Elios
(dios del Sol) y la ninfa Rode
(la Rosa). La historia de Rodas comienza en la prehistoria con la llegada de
navegantes procedentes de Creta. Llegó a ser un puerto de especial importancia en la cuenca del mar Mediterráneo.
Aquí el Coloso de Rodas, una de las siete
maravillas de la antigüedad, servía de faro y guía a los navegantes que
llegaban a sus costas.
Las
murallas de la ciudadela de 12 metros de espesor, están fortificadas con tres
torres y se construyeron alrededor del puerto central adoptando una forma
semicircular. De sus once puertas destaca la Puerta de la Marina, situada
frente al puerto. Está flanqueada por dos torres y decorada con la flor de Lis,
sobre el escudo de la Orden.
Su ciudad
medieval, protegida por murallas, ha sido declarada «patrimonio de la
humanidad» por la UNESCO y se encuentra en perfecto estado de conservación. Sus
murallas fueron construidas por los Caballeros Hospitalarios de San Juan de
Jerusalén que estuvieron en Rodas 212 años (1310-1522).
Desde aquí
nos dirigimos a la Calle de los Caballeros, es la calle medieval mejor
conservada de Europa, se ubican las ocho posadas en las que se alojaban los
caballeros según pertenecieran a uno de los ocho grupos o naciones que
integraban la Orden. La de España se conoce como «Castellanía» y hoy
alberga la biblioteca. La calle tiene una longitud de 200 metros y un ancho de
6 metros y toda ella es un imponente monumento medieval. Finaliza en el Palacio
del Gran Maestre.
La Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén fue fundada en el siglo XI para proteger a los peregrinos de los Santos Lugares.
La mayor parte de los caballeros eran franceses. La orden poseía una Iglesia y un Hospital en Jerusalén y una Fortaleza en San Juan de Acre (actual ciudad costera de Israel) y se dividía en 7 nacionalidades o lenguas: Francia, Provenza, Auvernia, Aragón, Castilla, Italia e Inglaterra, cada una de las cuales tenía su propia Posada.
La máxima autoridad de la Orden era el Gran Maestre. Los caballeros hacían voto de pobreza y castidad.
El Palacio
del Gran Maestre es uno de los más importantes edificios
de la ciudad medieval de Rodas. Fue
construido en pleno apogeo de los Caballeros de San Juan, en el siglo XV, para
ser la residencia del Gran Maestre, sede del gobierno y lugar
de reunión del Consejo. Se cuenta que hubo hasta diecinueve grandes maestres de
la Orden de San Juan. El concepto del edificio era el de una fortaleza
en el interior de un castillo, es decir, un edificio defensivo
y de alta protección situado en el punto más alto de la ciudad. Actualmente es
un lugar para exposiciones temporales y permanentes. Podemos ver aquí algunas importantes
esculturas helenísticas y romanas, así como algunas piezas de gran valor de los
tiempos de los Caballeros de San Juan. Este edificio podría contarnos mil
aventuras e historias. Entre otras, que fue utilizado como cárcel
en épocas otomana e italiana. Sufre asedios y terremotos que lo dañan e incluso una gran
explosión de un polvorín en el año 1481 que casi lo destruye por
completo. En su interior existe un gran patio. En la planta baja se hallan las
despensas, las cuadras y las cocinas. En la parte superior se encontraba la
residencia del Gran Maestre y sus aposentos, la Sala de reuniones del Consejo,
…
A pocos metros del
Palacio del Gran Maestre se encuentra la Mezquita de Solimán. Está situada en
el barrio turco al final de la calle de Sócrates. Se terminó en 1808 y fue
construida en el mismo lugar en que anteriormente estuvo la mezquita que
Solimán el Magnífico ordenó construir para conmemorar la conquista de Rodas.
Tiene un estilizado minarete de piedra de sección circular. Junto a la Mezquita
de Solimán se sitúan la Mezquita de Mustafa (siglo XVIII), los baños turcos
(siglo XVIII), actualmente sede de la Biblioteca musulmana y la Torre del
Reloj, un campanario al que se puede subir a contemplar las vistas de la ciudad.
En 1522 Solimán el Magnífico asedió Rodas con un ejército de 400 barcos y 100.000 hombres. Cinco meses después los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén abandonaron la isla y se establecieron, primero en Italia, y definitivamente en Malta.
En 1522 Solimán el Magnífico asedió Rodas con un ejército de 400 barcos y 100.000 hombres. Cinco meses después los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén abandonaron la isla y se establecieron, primero en Italia, y definitivamente en Malta.
Las zonas más turísticas y comerciales del casco
antiguo medieval están situadas en la parte de la ciudad más cercana al mar,
son la plaza Hipócrates (Ipokratous) y la calle Sócrates (Sokratous) y están
llenas de tiendas de recuerdos, joyerías, anticuarios, peleterías, terrazas,
tabernas y restaurantes.
La plaza
Hipócrates (Ipokratous), confluencia de las calles Sócrates, Pitágoras y
Aristóteles, está decorada con una fuente turca. En una de sus esquinas se
sitúa la Lonja de los Mercaderes del siglo XVI, utilizada como Tribunal y lugar
de reunión, que actualmente es sede de la Biblioteca pública.
Para
acabar nuestro recorrido nos acercamos al mercado municipal, de regreso
al barco pudimos apreciar las murallas de la ciudad.
SEXTO DÍA PATMOS
Patmos es una de las más sagradas islas del mundo cristiano y, además, una de
las islas más tradicionales y auténticas del Dodecaneso. Tiene 63 km de costas.
Es una de las islas habitadas más pequeñas y tiene una curiosa forma de 8,
repleta de colinas rocosas, poca vegetación y dos poblaciones principales, Patmos
Jora y Skala. Su fama se debe a que, durante la dominación romana, fue lugar de
destierro; y, sobre todo, a que el apóstol San Juan, en el 97 d. C., vivió
exiliado en ella durante cierto periodo. Fue en este lugar donde el apóstol
escribió los terribles textos del Apocalipsis.
La mayor parte de la
vida de la isla transcurre en Skala, el puerto, una zona más moderna que se
compone de las casas de las gentes de la isla. Son casas blancas con patios
repletos de flores. El otro pueblo, Patmos Jora, es la ciudad
antigua y en ella es como si el tiempo no hubiera pasado.
En
el centro está el
famosísimo monasterio fortaleza de San Juan Teólogo, fundado por el
Beato Cristodulos. Destaca su color oscuro y su construcción de gran
mole bizantina,
rodeada por una muralla almenada.
La construcción del Monasterio de San Juan el Teólogo a comienzos del siglo XI, fue dirigida por el monje Christodoulos a instancias del emperador bizantino Alejo I Comneno. Se concibió como una fortaleza que protegiera los tesoros artísticos y culturales que iba a albergar y sus cimientos se asientan sobre los restos de un antiguo templo consagrado a Artemisa.
Llegaron
a vivir allí hasta 1700 monjes y aunque hoy en día la comunidad religiosa se
reduce a solo 25, el patrimonio del monasterio en tierras y propiedades es
inmenso no solo en la isla de Patmos sino también en otras
islas vecinas.
Para completar este
conjunto esta la Gruta del Apocalipsis, muy cerca del
monasterio, en el camino a 2 km, que conduce al puerto de Skala.
Allí mirando al mar se abre la cueva en la que San Juan recibió la revelación
del evangelio. En el interior de la cueva hay dos huecos que según la tradición
le servían uno como almohada para dormir y el otro para apoyar el codo mientras
escribía. Al margen del sentimiento religioso o la fe de cada uno no se puede
negar que en este lugar frente al mar hay algo que eleva el espíritu.
SEPTIMO DÍA SANTORINI
Nuestra
llegada a Santotini fue espectacular ya que el barco atracó cerca de la
capital Fira, por lo que cogimos un barco rápido para desplazarnos a
Oia, a unos 12 kms, visitar primero esta pequeña ciudad, quitarnos el
desembarco de más de 1000 personas en la capital; después de varias
horas coger un autobus y desplazarnos hasta Fira.
Santorini,, es la
joya de las Cycladas. Es
absolutamente diferente a todas las islas Cycladas o a cualquier isla del Egeo.
Su configuración geológica le da esa belleza salvaje y única.
La isla toma
su forma actual tras hundirse la caldera del enorme volcán. Su capital es el
pueblo de Thira y su principal puerto el de Acinios. Su suelo principalmente es
volcánico.
Nuestra
primera visita fue Oia, es la parte más pintoresca, hermosa, turística, cara y
famosa de Santorini. Este pueblecito cuenta con todo tipo de alojamiento,
en especial boutique hoteles, restaurantes, bares, clubs y tiendas de
lujo. Un montón de casas encaladas cubistas, llenas de flores de
buganvilla, e iglesias de cúpula azul, hacen Oia muy
pintoresca y romántica.
Santorini habitada, al
menos desde el 3000 a. de C. por los fenicios, tiene su apogeo del 2000 al 1600
a. de C., año que interrumpió su desarrollo debido a la tremenda y apocalíptica
explosión del volcán. Existe una teoría, según la cual, en Santorini pudo
encontrarse la perdida Atlántida. Existen algunos que así lo afirman. A los
griegos, al menos, así les gusta creerlo. Santorini es un pueblo mediteráneo
colgado sobre el acantilado con vistas a la Caldera y al mar Egeo.
En Santorini, cada detalle es belleza.
Tiene forma de media luna y en su parte interior, donde antiguamente estaba el
gran volcán, existen otra serie de islas más pequeñas pero muy bellas. Al oeste
es escarpada y rocosa, destacando su gran precipicio sobre el mar, mientras que
al sur va descendiendo lentamente hasta el mar, donde las playas de arena
oscura enamoran al viajero.
La
capital, Fira, es de una gran belleza, ya que se encuentra asentada en el borde
de un acantilado, a una altura de 260 metros, por lo que ofrece unas vistas
espectaculares del mar, así como del volcán sumergido. Además, Fira es
un típico pueblo de las islas Cícladas, con esas encantadoras casas
blancas con puertas, y ventanas azules, e iglesias con cúpulas
redondas también azules -símbolo de Santorini-. Es un placer pasear por las
callejuelas empedradas o sentarse en cualquier terraza bañada por el sol, desde
la que se puede ver una bella panorámica del volcán y, por supuesto, unas
impresionantes puestas de sol.
OCTAVO DÍA ATENAS
La guinda de nuestro crucero iba a ser la Acrópolis de
Atenas, pero nos topamos con un día de mucha lluvia, pero a pesar de todo no
nos amilanamos y disfrutamos dentro de lo posible de esta maravilla.
En la Atenas de Pericles, durante la segunda mitad del
siglo V a.C., un grupo excepcional de artistas transformó, bajo la dirección de
Fidias, una colina rocosa en un extraordinario conjunto arquitectónico y
artístico que la Grecia antigua legó al resto del mundo.
La Acrópolis de Atenas, «la roca sagrada», es una meseta caliza de 270 metros de longitud y 85 de anchura, situada 156 metros sobre el nivel del mar, que contiene los monumentos más famosos de la Grecia clásica: el Partenón, el Erecteion, los Propileos y el templo de Atenea Niké y representa el símbolo universal del espíritu y la civilización clásica. Fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1987.
La Acrópolis de Atenas, «la roca sagrada», es una meseta caliza de 270 metros de longitud y 85 de anchura, situada 156 metros sobre el nivel del mar, que contiene los monumentos más famosos de la Grecia clásica: el Partenón, el Erecteion, los Propileos y el templo de Atenea Niké y representa el símbolo universal del espíritu y la civilización clásica. Fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1987.
La entrada a la Acrópolis se realiza por una puerta
monumental llamada «Propileos». Una gran estatua de bronce de Atenea,
construida por Fidias, se situaba en el centro del recinto. A la derecha de
esta estatua se erige el Partenón que albergaba la estatua crisoelefantina de
Atenea Parthenos, también obra de Fidias. A la izquierda se disponía el
Erecteión.
Los
Propileos constituyen las puertas monumentales de entrada a la Acrópolis. Los
Propileos comprendían un edificio central de forma rectangular de 18,12 metros
de ancho y 12,96 metros de fondo y dos alas laterales.
El cuerpo central tenía
una fachada exterior y otra interior formadas ambas por seis columnas dóricas
que delimitaban cinco puertas de acceso a la Acrópolis, siendo la más ancha la
situada en el centro (4,13 metros de anchura y 7,38 metros de altura) que era
por donde discurría la vía sagrada que recorrían las procesiones de las
Panateneas.
Si continuamos no
encontramos con el Partenón Es el monumento más grandioso de la Atenas de
Pericles y refleja en la arquitectura el extraordinario florecimiento cultural,
de las artes y del pensamiento que alcanzó Atenas durante el siglo V a. C. que
culminó con la implantación de la democracia.
El templo
se consagró a la diosa Atenea, protectora de Atenas. Los arquitectos Ictino y
Calícrates, dirigidos por el escultor ateniense Fidias, diseñaron un edificio
para albergar la gigantesca estatua crisoelefantina de Atenea, obra de Fidias,
que se custodiaría en la celda del templo.
Todo el proyecto del templo se supeditó a la presencia de la gran estatua de Atenea, de doce metros de altura.
Todo el proyecto del templo se supeditó a la presencia de la gran estatua de Atenea, de doce metros de altura.
Las obras comenzaron en 447 a.C. y
finalizaron en tan sólo nueve años, el 438 a.C. lo que se explica por el
poderío económico de la Atenas de Pericles. Las esculturas del frontón
diseñadas por Fidias se colocaron seis años más tarde, el 432 a.C.
El templo se construyó sobre el inacabado Hecatompedón, templo del que se aprovecharon algunos materiales.
El templo se construyó sobre el inacabado Hecatompedón, templo del que se aprovecharon algunos materiales.
Enfrente del Partenon se levanta el
Erecteion.
El Erecteion es un templo jónico, fue construido en el
periodo 420-406 a.C. en el lugar más sagrado de la Acrópolis, donde la diosa
Atenea, patrona de Atenas, hizo que floreciera el olivo que regaló a Atenas.
Está construido en dos niveles, es asimétrico y tiene dos partes que no están
comunicadas entre sí, debido a que estaban dedicadas a diferentes dioses. La
parte este estaba dedicada a Atenea y la oeste a Poseidón y otros dioses y
héroes míticos.
En la fachada sur tiene una Tribuna sustentada por
figuras de koré (cariátides).
Dentro del reciento encontramos el pequeño templo jónico de Atenea
Niké (Victoria), construido sobre un torreón de los Propileos conmemora la
victoria sobre los persas en la batalla de Salamina (448 a.C.), aunque las
obras comenzaron en el 420 a.C. El arquitecto que diseñó el proyecto fue
Calicrates.
Cerca de este conjunto
arquitectónico encontramos el Teatro de Dioniso, considerado como el mayor
teatro de la antigua Grecia, se encuentra situado en la ladera sureste de la
Acrópolis. Está dedicado a Dioniso, dios del vino, el teatro y las fiestas.
Fue restaurado entre los años 1926 y
1932. Se construyó durante el siglo VI a. C., aprovechando el desnivel de la
ladera sureste de la Acrópolis y se le dotó de una capacidad de 15.000 a 17.000
espectadores.
Acabada la visita nos despedimos de la Acrópolis con
la intención de visitarla en un día soleado para poder disfrutar de todo su
explendor.