VIAJE A BILBAO (LOS DE GARELLANO) DEL 10 AL 14 DE MAYO DE 2023
MIERCOLES 10 DE MAYO DE 2023 BILBAO
Este viaje lo teníamos previsto en mayo de 2020, pero debido a la pandemia lo retrasamos hasta estas fechas.
Si tengo que decir unas palabras sobre el viaje, diría que ha sido espectacular, nostálgico, enriquecedor y me quedaría corto poniendo adjetivos.
Nos reunimos Alberto de Lérida, Carmelo de Palencia y Paco de Rota; y elegimos como punto de encuentro Bilbao, lugar donde hace 44 años nos encontramos por primera vez, en un regimiento de Bilbao, Garellano, al que le quedaba un par de años de vida. Nuestra estancia aquí hizo surgir una de las amistades más duraderas y entrañables entre tres personas que veníamos de lugares diferentes y que la mili nos dio un año de convivencia en la que se estableció una amistad única como ninguno de los tres podíamos imaginar. Os dejo una foto de entonces.
Nuestro primer encuentro fue en el aeropuerto de Vitoria, donde Carmelo, después de recoger a Alberto, me recogió a mi. La sensación que sentí fue inmensa, una alegría de estar y abrazar a dos amigos a los que quiero muchísimo.
Aunque nos habíamos visto con antelación nunca habíamos tenido la oportunidad de estar los tres juntos y la verdad el tiempo había hecho mella en nosotros físicamente, pero el cariño que sentíamos unos al lado de los otros era palpable, habíamos perdido pelo, habíamos cogidos algunos kilos y las canas nos decían que ya éramos mayores.
Nos desplazamos a Bilbao en donde habíamos cogido un apartamento para los tres y nos fuimos con unas ganas inmensas a descubrir esta ciudad los tres juntos.
Y como no, nos fuimos de pinchos y algo más. Nos adentramos en el Casco Viejo, con la sabiduría de Carmelo que hizo todo el tiempo de guía, ya que al tener a sus hermanos aquí le es familiar la ciudad. Y así empezamos nuestros primeros pinchos y riojas o riberas, dependiendo del lugar, pero siempre tinto.
Nuestra siguiente parada lleva el nombre de un río que nace en la Sierra de la Demanda, la barra en el centro del local le da cierto aire de taberna madrileña y las mesas del comedor suelen estar llenas de ingleses, japoneses o americanos. Y sin embargo existen pocos lugares tan genuinamente bilbaínos como esta casa de comidas de la calle del Perro.
El Río Oja es uno de los escasos feudos que les quedan a los txikiteros de la vieja escuela, esos que aún no se han rendido al imperio del pintxo y siguen despachando sus delicias en cazuela de barro.
Este es un templo del guisote casero donde bordan el bacalao a la riojana, las albóndigas o los chipirones en su tinta.
Después de esta grata comida nos fuimos a descansar, pensando si esto era el comienzo que nos depararía los siguientes días.
JUEVES 11 DE MAYO DE 2023 BILBAO
Hoy nos levantamos, y como es habitual en Bilbao, nos estuvo lloviendo un chirimiri que no nos importunó lo más mínimo. Nos dirigimos en transporte público hasta la Carretera Artxanda-Santo Domingo Errepidea, 27, para coger el Funicular de Artxanda.
En la cima del monte se erigen dos esculturas cargadas de valor simbólico: El engranaje, una pieza de hierro de los primeros funiculares, y La huella dactilar, en honor a las víctimas de la Guerra Civil. Junto al mirador de Artxanda también hay varios restaurantes donde comer con unas vistas de ensueño.
Desde su inauguración en 1915, el funicular del monte Artxanda ha servido para acercar a los bilbaínos a uno de los montes que rodean la ciudad: el monte Artxanda. A lo largo de la historia de Bilbao, los ciudadanos han subido al monte a desconectar, pasar los domingos o hacer deporte.
Gracias al funicular de Artxanda, el monte ahora es accesible para todo el mundo, y se ha convertido en una de las atracciones favoritas de los turistas. Desde su apertura a principios del siglo XX, solo se ha parado en dos ocasiones, durante los bombardeos de la Guerra Civil y durante las fatídicas inundaciones de 1983.
La frecuencia del funicular de Artxanda es de 15 minutos y el recorrido dura unos 3 minutos. En la cima del monte Artxanda de Bilbao hay un mirador que ofrece unas vistas únicas de la ciudad. Desde este lugar privilegiado, es posible ver el surco de la ría de Bilbao y comprobar que la ciudad es un botxo rodeado de montes.
Después de disfrutar de las vistas bajamos y no dimos un paseo por la ría donde nos cruzamos con el Puente de Calatrava, es una estructura arqueada, blanca y esbelta, que semeja ser un barco de vela a diez metros de altura sobre la Ría. Se trata de un puente atirantado, de estructura metálica que pesa 5.500 toneladas, que mide 180 mtrs de largo y tiene un mástil de 125 mtrs de altura sustentado por 29 cables delanteros, en forma de arpa y 4 conjuntos de cables-tubos traseros de retenida. La anchura del puente es de 39 mtrs.
Continuando por la ría llegamos hasta la Plaza Ernesto Erkoreka 12, donde se encuentra el Ayuntamiento de Bilbao. El 17 de abril de 1892 se abría a los ciudadanos la nueva Casa Consistorial de la Villa de Bilbao. El edificio diseñado y ejecutado por Joaquín Rucoba venía a sustituir al caserón situado junto a la Iglesia de San Antón y en el que había residido, hasta aquel momento, el Consistorio Municipal.
Nuestro paseo fue paralelo a la ría. La Ría de Bilbao es el último tramo, desembocadura o estuario del río Nervión o Ibaizabal, en los aproximadamente catorce kilómetros que van desde la Peña hasta el Abra en el mar Cantábrico.
Después del paseo nos dirigimos a comer hasta el Asador Indusi, un referente en Bilbao de la tradicional cocina vasca, donde puedes ir de picoteo o probar los mejores productos de carne y pescado. Se encuentra en Indautxu, en la calle García Rivero, donde abrió sus puertas hace ya 40 años convirtiéndose desde entonces en el Asador más apreciado de la zona para los amantes del típico chuletón de primera clase y de los mejores pescados de temporada. Asador Indusi es, como decimos, un clásico, una de esas tabernas difíciles de encontrar en el centro de Bilbao.
Por la tarde nos fuimos a descansar y a disfrutar de nuestras conversaciones, de nuestra vida, familia,...
VIERNES 12 DE MAYO DE 2023 BILBAO, GUGGENHEIM, ALGORTA, LAS ARENAS
Hoy tocaba visitar unos de los museos emblemáticos de Bilbao, el Guggenheim.
Definido como el mejor edificio de la segunda mitad del siglo XX, el Museo Guggenheim Bilbao ha transformado completamente la ciudad, colocándola en el mundo y modificando radicalmente su imagen.
Se inauguró en 1997, según proyecto del arquitecto americano Frank Gehry, quien, tras visitar la ciudad, tuvo muy clara su ubicación. “Ese es el lugar”, exclamó tras observar una panorámica de Bilbao desde el monte Artxanda. Ese lugar eran los terrenos de la antigua Compañía de Maderas, al borde de la margen izquierda de la Ría. Como el propio arquitecto ha explicado, el diseño está basado “en el puerto que fue y la ciudad que es”, simbolizando un navío anclado a orillas del Nervión. El titanio permite contemplar, en cada momento del día, las tonalidades que la luz proyecta sobre él.
A la espectacularidad del edificio se suma un entorno en el que el Nervión marca su impronta abrazando un agradable paseo de ribera. El Museo Guggenheim Bilbao se encuentra rodeado de paseos, zonas verdes y plazas de reciente urbanización, donde conviven obras artísticas de creadores como Louise Bourgeois, Eduardo Chillida, Yves Klein, Jeff Koons o Fujiko Nakaya.
Los alrededores del Museo Guggenheim Bilbao se han convertido en un atractivo punto de encuentro donde disfrutar del arte, tomar un refresco, escuchar música en directo, hacer deporte o jugar en una zona recreo infantil de columpios vanguardistas que cuenta con una fuente interactiva que es un imán para los mas pequeños.
Desde su apertura en 1997, las adquisiciones del Museo Guggenheim Bilbao se han centrado en obras realizadas a partir de mediados del siglo XX hasta nuestros días, complementando de esta forma los fondos de la Solomon R. Guggenheim Foundation y forjándose, al mismo tiempo, una identidad singular.
Visitado por cerca de un millón de personas al año, uno de sus principales atractivos es la sala ArcelorMittal, un amplio espacio donde se muestran de forma permanente ocho obras del escultor Richard Serra.
De los 24.000 metros cuadrados que ocupa el Museo Guggenheim Bilbao, 11.000 están destinados a espacios expositivos. El corazón arquitectónico de las 20 galerías que conforman el museo es el atrio, un gran espacio diáfano de volúmenes curvos, rodeado de grandes muros cortina de vidrio y coronando por un gran lucernario cenital.
Durante nuestra visita tuvimos la oportunidad de ver obras de Miró. El Museo Guggenheim Bilbao presenta Joan Miró. La realidad absoluta. Paris, 1920-1945 una exposición que explora la trayectoria de uno de los artistas más relevantes del siglo XX entre los años 1920 y 1945.
El comienzo de este periodo fundamental en la obra de Miró lo marca la fecha de su primer viaje a París, una ciudad clave en su obra y su biografía, y lo cierra el año en el que, después de haber realizado sus Constelaciones (1940-1941) y tras unos años en los que apenas pinta, Miró crea una gran serie de obras sobre fondo blanco que consolidan su lenguaje de signos flotantes sobre fondos ambiguos.
En los 25 años de carrera que abarca esta exposición hay una ebullición constante de nuevas ideas, que van del realismo mágico de sus inicios hasta el lenguaje de signos constelados. En esta transformación se hace evidente el interés de Miró por el arte prehistórico, incluidas las pinturas rupestres, petroglifos y estatuillas, fascinación que confirma él mismo en sus cuadernos de notas, donde declara su voluntad de regresar a los albores del arte y recuperar su sentido espiritual originario.
También pudimos apreciar el arte de Oskar Koskoscka, Pintor, poeta, escritor, ensayista y dramaturgo, Oskar Kokoschka (1886–1980) comenzó su carrera en la Viena de principios del siglo XX, al igual que Gustav Klimt (1862–1918) y Egon Schiele (1890–1918). Sus primeras obras escandalizaron tanto al público como a la crítica, que enseguida le calificó como “el gran salvaje” (Oberwildling). Su rica trayectoria personal y artística abarca la mayor parte del siglo XX, estando estrechamente ligada a los acontecimientos históricos de su tiempo.
Después de esta enriquecedora visita cogimos el tren para dirigirnos a comer a Algorta, nos dirigimos hasta el Puerto Viejo de Algorta, donde sus emblemáticas escaleras y sus restaurantes de pescado, representan uno de los enclaves más llamativos del municipio bizkaino de Getxo. Rodeado por el mar, los acantilados y las playas de la localidad, este espacio formado por antiguas y blancas casas de pescadores, acoge en época estival uno de los mejores ambientes de todo Euskal Herria, un bullicio, en el que conocer la gastronomía vasca en forma de pintxos y pescados se antoja indispensable.
Nuestra parada fue en el Restaurante Casa Carola Un restaurante con sabor a mar en un entorno incomparable en la parte alta del Puerto Viejo de Algorta. Ubicado en una antigua casa de pescadores de dos alturas con más de 300 años de historia, goza de un ambiente íntimo y personal, sin aglomeraciones, lejos del stress diario, donde cada uno de sus rincones contribuyen a una estancia agradable.
Ambiente
acogedor, cómodo y cálido, respetando su ambiente marinero con un toque de
exclusividad. El comedor está situado en el piso alto. Allí pueden admirarse
los pilares, vigas y armazón de la techumbre, en madera.
Con un predominio absoluto del color del mar, la decoración abunda en toda suerte de objetos relacionados con la pesca. Nuestra comida fue a base de ensaladas con bonito, navajas y pescado de la zona.
La siguiente parada que nos llevó Carmelo fue al Puente de Vizcaya en las Arenas, también conocido como el Puente Colgante, es una de las construcciones más singulares de las que disfrutar en Getxo. Ubicado en el tramo final de la Ruta de Bilbao, justo en el lugar donde el mar se encuentra con el Nervión, esta espectacular estructura de hierro une el barrio de Las Arenas y Portugalete.
Su nacimiento se remonta a la época de la Regencia de María Cristina a finales del S. XIX, cuando el arquitecto Alberto de Palacio y el ingeniero-constructor Ferdinand Arnodin, discípulo directo de Eiffel, idearon la manera de unir las dos orillas sin interrumpir el tráfico marítimo.
Las obras de este gran coloso se extendieron desde abril de 1890 hasta julio de 1893, año en el que fue inaugurado. Como muestra de su compleja construcción podemos decir que, para terminarlo, fueron necesarios 21.041 tornillos, 88.248 kg de cables de acero, 10.629 remaches y 728.447 kg de hierro laminado.
El 13 de julio de 2006, en la localidad de Vilnius, en Lutuania, el Comité Mundial de la UNESCO decidió declarar al Puente Bizkaia Patrimonio de la Humanidad. Con un listado total de 851 lugares declarados con este galardón, el Puente Colgante tiene el honor de ser el primer monumento de Euskadi en recibir este reconocimiento.
La perfecta combinación de belleza, estética y funcionalidad y la influencia de su tecnología en la construcción de otros puentes, fueron algunas de las razones que llevaron a la UNESCO a otorgar este distinguido galardón a nuestro puente transbordador.
El Puente Bizkaia une las dos orillas del estuario del Nervión y se puede cruzar:
Subimos en el ascensor panorámico a la pasarela peatonal, situada a 50 metros de altura, desde la cual las vistas son extraordinarias, abarcan toda la desembocadura del Nervión.
Después de disfrutar de las vistas y de pasar un día especial junto a mis dos grandes amigos llegamos a la estación de Indalecio Prieto en Bilbao, La Estación de Abando está ubicada en uno de los extremos de la Plaza Circular. En su interior destaca una gran vidriera con motivos de la vida y costumbres de la Villa que resume en sus cristales la historia de la ciudad. Entre los habitantes de Bilbao es conocida como estación del Norte y es el principal intercambiador de transportes de la ciudad.
SÁBADO 13 DE MAYO DE 2023 BILBAO, ARMINSA, BAKIO, SAN JUAN DE GAZTELUGATXE, BERMEO, MUNDAKA, GUERNICA
Hoy teníamos un día movido ya que cogimos el coche e
íbamos a recorrer pequeños pueblos con encanto de las costas de Vizcaya.
Empezamos por Arminza, este pequeño pueblo alberga un pintoresco puerto pesquero aunque en la
actualidad la pesca profesional se mantiene como una actividad marginal en
beneficio de las actividades deportivas.
Este humilde núcleo urbano no cuenta con grandes atractivos turísticos pero su pequeño puerto pesquero, su gastronomía y su naturaleza ayudan a que este rincón de la costa vasca tenga un encanto difícil de esquivar.
Continuando nuestra ruta nos dirigimos a Bakio, pero no bordeamos la costa, lo hicimos por el interior, La zona costera de Bakio es un lugar privilegiado, rodeado de playa, acantilados, calas y paseos, aquí paramos para tomarnos un pincho de tortilla y continuar hasta San Juan de Gaztelugatxe.
San Juan de Gaztelugatxe, este idílico lugar se encuentra entre las localidades costeras de Bakio y Bermeo unido a la costa a través de un puente de piedra y una escalinata de 241 peldaños. Este “peñasco” en medio del mar, y unido a tierra por un estrecho puente de piedra, no deja indiferente a ningún visitante.
Gaztelugatxe es un islote que pertenece a la localidad vizcaína de Bermeo. Está unida a la costa por un puente de dos arcos y en la parte más alta del islote se encuentra la ermita de San Juan que data del siglo X. El paseo hasta allí dura alrededor de una hora (ida y vuelta) desde donde se deja el coche, pero la experiencia de subir los más de 200 escalones para poder tocar la campana de la ermita merece la pena.
Nuestra siguiente parada sería Bermeo, en donde comimos. Uno de los rincones más pintorescos es su hermoso puerto viejo, una zona con estrechas casas pintadas en un abanico de colores. Hay además varios bares alrededor del puerto y es aquí donde la gente local queda a tomar algo y comer unos pintxos.
Al llegar quedamos con un amigo de Carmelo con quién nos tomamos unos vinos y algunos pintxos.
Para comer pudimos hacerlo en el Casino, sitio muy animado y con muy buena comida.
Después de la comida continuamos por la costa y nos dirigimos hasta Mundaka, pequeño pueblo vasco conocido internacionalmente por su ya famosa ola izquierda, se ha convertido en la meca del surf de Euskadi. Este pequeño y encantador núcleo urbano ubicado en la margen izquierda de la ría de Urdaibai ha estado ligado al mar desde sus orígenes. Antaño como núcleo urbano de pescadores y comerciantes marítimos y hoy como uno de los mejores puntos de la costa vasca para la práctica de surf.
El
puerto representa el centro neurálgico de Mundaka, el corazón de la localidad.
Un espacio de encuentro, es uno de los más pequeños de la
zona pero también uno de los que más encanto tiene. De hecho, es el lugar de
donde parten las calles que forman el casco histórico de la localidad. Durante
la época estival, en verano, es habitual encontrarse a cuadrillas de jóvenes
lanzándose al mar desde los espigones que encontramos a la entrada del puerto.
Nuestra última parada sería Guernica y queríamos ver el Árbol de Guernica, un roble ubicado bajo un pórtico y que data del siglo XVIII, aunque en el año 2015 se plantó uno nuevo. Es junto a este árbol donde los Lehendakaris (el presidente del Gobierno Vasco) toman posesión del cargo.
Después de esta visita se nos hizo de noche y volvimos a Bilbao con las pilas bien cargadas.
DOMINGO 14 DE MAYO DE 2023 VITORIA, LABASTIDA, SAN VICENTE DE LA SONSIERRA
Era nuestro último día juntos y queríamos aprovechar todo el tiempo, nos dirigimos a Vitoria desde donde partía Alberto en tren hasta Lérida y posteriormente yo por la tarde en avión hasta Sevilla.
Queríamos recordar los dos meses que estuvimos de campamento en Araca y nuestras salidas fin de semana hasta Vitoria, donde recorríamos la ciudad en busca de diversión. En ese momento no nos conocíamos pero el destino nos llevaría a pasar todo un año en el regimiento de Garellano en Bilbao. Vitoria había cambiado mucho en 44 años pero sus calles emblemáticas de pintxos seguían como esperando llenar nuestra memoria de recuerdos.
Paseando por el centro nos detuvimos a ver la catedral de Santa María, no pudimos entrar por estar en obras, la construyeron a finales del siglo XIII y a lo largo del siglo XIV. Gótica, fue edificada como iglesia-fortaleza, de gran volumen y aspecto cerrado, sobre todo al norte, formando parte de la defensa de la ciudad. Entre 1496 y 1861 fue colegiata, y en ese año adquirió la categoría de catedral. Tiene una planta en forma de cruz latina, un amplio crucero y girola en la que se abren capillas.
Después de un largo paseo nos paramos a comer algo con la idea puesta en vernos dentro de poco tiempo.
Despedimos a Alberto con lágrimas de alegría y con una sensación muy agradable de haber hecho algo que teníamos proyectado y que resultó simplemente especial.
A continuación nos dirigimos al aeropuerto de Vitoria pero como no abría hasta bien entrada la tarde nos dio tiempo a Carmelo y a mi de visitar dos pequeños pueblos de la Rioja.
Nuestra primera parada fue Labastida, es uno de los municipios más visitados de la Rioja Alavesa. Una localidad, que nos anima a realizar una escapada para disfrutar de su gastronomía, historia y naturaleza mientras paseamos entre sus calles, plazas y viñedos. Labastida, basa su economía en el vino, pilar fundamental de esta localidad alavesa, recorrimos su casco antiguo y nos topamos con la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción ubicada en la plaza del pueblo, frente al ayuntamiento y la casa de cultura, fue construida entre los siglos XVI y XVIII. Su silueta, compuesta por la torre, la iglesia y la sacristía, es todo un emblema de la localidad.
En lo alto de Labastida, encontramos la ermita del Santo Cristo, un templo católico, que en el pasado también fue utilizado como fortaleza. Esta edificación del siglo XVI nos sorprende con sus muros de sillería y su portada. Pero no son sus únicos atractivos, su ubicación estratégica nos permite contemplar toda la localidad a vista de pájaro. Sin lugar a duda uno de los grandes miradores de Rioja Alavesa.
Nuestra siguiente parada fue San Vicente de la Sonsierra, la localidad se encuentra encaramada en lo alto de un altozano desde el que se divisa las fértiles tierras por las que discurre el Ebro, y presidido por un castillo que sirvió para proteger la frontera entre Navarra y Castilla. En la zona del Castillo encontramos a la Iglesia de Santa María la Mayor (siglo XVI) de estilo gótico tardío. En su interior destaca una pila bautismal del siglo XIII y el retablo Mayor (siglo XVI) atribuido al taller de los Beaugrant.
Nuestra última parada sería el Castillo del S. XII, en su tiempo fue una de las construcciones más grandes que dominaba el Ebro. Se adaptó al terreno, por lo que tiene una forma de semicírculo irregular y tres cinturones de muralla.
Terminada nuestra visita regresamos al aeropuerto de Vitoria con la ilusión de encontrarnos de nuevo para el año que viene.
No tengo palabras para describir lo que he sentido al lado de mis dos buenos amigos y espero repetir en otro sitio con los mismos actores.
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