lunes, 11 de noviembre de 2019

JORDANIA DEL 3 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2019


JORDANIA DEL 3 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2019

MARTES 3  MÁLAGA - AMMAN

El viaje lo habíamos contratado con Logitravel, ya era el segundo que hacíamos con ellos y teníamos una muy buena impresión del anterior. Nosotros volábamos desde Málaga y los amigos cántabros, Mili y Angel, Marisol y Goyo e Isabel y Fidel volaban desde Italia. Nosotros llegamos por la tarde y después de los trámites aduaneros empezamos a conocer su capital Amman, es una ciudad fascinante llena de contrastes, una mezcla única de lo antiguo con lo moderno, situada estratégicamente en un área de colinas, entre el desierto y el fértil valle del Jordán. Debido a la prosperidad de la que disfruta la ciudad en nuestros días y a su clima templado, casi la mitad de la población de Jordania está concentrada en el área de Amán. El centro es mucho más antiguo y más tradicional. Ahí encontrarás negocios más pequeños que producen y venden casi de todo, desde artículos de joyería hasta utensilios del hogar. Los habitantes de Amán son multiculturales, educados, hospitalarios y conforman una sociedad muy variada.

MIÉRCOLES 4 AMMAN

Hoy teníamos el día libre en Amman, por lo que cogimos un taxi desde nuestro hotel Days Inn By Wyndham, y nos desplazamos el centro hasta la Mezquita All-Husseini. Comentar que los taxis suelen salir barato aunque conviene consultar el precio antes de cogerlos.


A pesar de su falta de esplendor artístico, la mezquita Al-Husseiny es el alma del Downtown de Ammán. El lugar es súper popular entre los lugareños y vale la pena acercarte, aunque solo sea para verla por fuera. Lo cierto es que los no musulmanes no suelen poder visitarla, así que tuvimos que conformarnos con dar un paseo y admirarla.


Nos encontrábamos en el Downtown, es un verdadero hormiguero de gente, tiendas y coches que no parece dormir nunca. Las calles y edificios modernos e impersonales se mezclan con las ruinas de la fuente pública romana del Ninfeo y la silueta de la mezquita Al-Husseiny, con los aromas de las especias de las tiendas del zoco y el rojo y el negro de los ropajes tradicionales jordanos que están en casi todos los escaparates. 


Pasear por el Downtown es zambullirse de pleno en la vida de la capital jordana y, de paso, una de las mejores cosas que hacer en Ammán.


Nuestra intención era recorrer las calles sin ninguna dirección, perdernos por la zona. Nos metimos en el zoco y lo que siempre hacemos cuando llegamos a una ciudad, ver su mercado, sus frutas, sus especias y comprar y degustar de aquello que nos ofrecen, además de algo de fruta compramos dátiles verdes, que nunca los habíamos probado y a todos nos gustó, además compramos dátiles a 6€ el kilo, los que en España los encuentra de 15 a 20€, dimos un recorrido por el Bazar Song Al-Sukar.



Teníamos en mente visitar una mezquita por lo que cogimos otro taxi y llegamos a la Mezquita Rey Abdullah I, construida en los 1980s por orden del Rey Hussein (1935 - 1999) en memoria de su abuelo, es una de las pocas que está abierta a visitantes no-musulmanes. Está situada en la parte más alta de la ciudad.


Es posible visitarla pero si eres mujer vas a tener que cubrirte la cabeza y el cuerpo si llevas los brazos y las piernas al aire, o tejanos, Por lo que tuvimos que pasar por una especie de tienda de souvenir que está a la entrada y vestirnos adecuadamente.


La nave octogonal tiene una superficie de 1.615 m2 y una capacidad para albergar a 3.000 fieles. Su cúpula de 35 m de diámetro llega a una altura de 31 m. Desde el centro de la bóveda surgen líneas de radiación con forma de estrella dorada que culminan en los 99 nombres de Alá. El candelabro suspendido tiene 168 lámparas en tres círculos con versos coránicos y el nombre de Alá sobre cada lámpara. 


La gran alfombra roja es un símbolo de la tierra fértil y sus ornamentos reiterativos dirigen a los fieles hacia la quibla. Todas las paredes, incluyendo la quibla, el púlpito y el mihrab constan de paneles de madera y mármol. Cerca de la entrada hay un pequeño museo islámico que incluye adquisiciones personales y fotos del fallecido rey Abdullah Bin Al-Hussein. 



Nos acercábamos a la hora de comer y nos dirigimos al Jafra Café, y fue todo un acierto, creo que fue el mejor restaurante de todos los que comimos en Jordania. Está situado en un primer piso y tanto la cocina como la estancia es muy acogedora. 


Tal vez nos pasamos con los platos ya que pedimos unas ensaladas, unos entrantes de humos y falafel, y posteriormente cordero con arroz y yogur y pollo con verduras en una especie de ánfora de barro que había que partir, por lo que nos sobró mucha comida ya que los platos eran enormes.


Después de la comida dimos un paseo para bajarla y pasamos por muchas tiendas en la que aprovechamos para inmortalizar algunos momentos.


Nuestra próxima parada era Rainbow Street, Los ciudadanos de Ammán adoran pasear al atardecer por Rainbow Street, sentarse en sus cafeterías y restaurantes y ver a la gente pasar.  Esta bonita calle de la colina de Jebel Amman que le debe su nombre al arco iris es uno de los lugares más interesantes que visitar en Ammán. Callejeamos, nos tomamos nuestro tiempo, respiramos el ambiente y aprovechamos para comprar algún que otro souvenir, en particular unos anillos y colgantes de sultanita.



Ya tarde volvimos al hotel y aprovechamos para darnos un baño y meternos en el Spa. 

 JUEVES 5 AMMAN - AJLUN - JERASH 

Hoy teníamos una visita panorámica por Amman, empezando por la Ciudadela, sin lugar a dudas, uno de los mejores lugares que ver en Ammán. En la colina de Jebel al-Qala’a se unen las ruinas romanas y omeyas con los restos de la Edad del Bronce y del Hierro. El lugar lleva ocupado desde el 8.500 a.C. y, como fortaleza durante miles de años, ha visto surgir y caer a todas las civilizaciones que le han dado forma a la Ammán contemporánea. La Ciudadela es posiblemente el mejor mirador de Ammán. Desde sus más de 800 metros sobre el nivel del mar domina el paisaje y permite admirar cómo las casas y edificios de piedra blanca (está prohibido construir con cualquier otro material).


Dentro de la Ciudadela encontramos a dos columnas gigantescas son todo lo que queda del Templo de Hércules, otro de los lugares más bonitos que ver en Ammán. Fue construido en el siglo II aC, durante el reinado del emperador Marco Aurelio y sus ruinas permiten hacerte una idea de lo grande e importante que debió ser en su día.


Justo detrás, en un mirador, están los restos de una mano de piedra que debió formar parte de las decoraciones del complejo religioso en sus días de gloria.


En el mismo recinto encontramos con su cúpula de color azul plomo, los restos del Palacio Omeya. Se cree que sus orígenes se remontan al siglo VIII y que formaba parte de un gran complejo de edificios residenciales para la realeza. 


Sufrió bastantes desperfectos durante un terremoto y nunca se reconstruyó al 100%. Si tienes tiempo, párate a admirar los relieves y decoraciones de su interior. Por cierto, la cúpula es una reconstrucción que hizo un grupo de arqueólogos españoles. También puedes encontrar dentro de la Ciudadela el Museo Arqueológico de Jordania.


Nuestra siguiente parada fue el Teatro Romano, al igual que el resto de la ciudad, la piedra es blanca como la nieve. 



Este enorme auditorio con capacidad para 6.000 personas construido en el siglo II a.C. es un prodigio a primera hora de la mañana, con la suave luz del amanecer, o al atardecer, cuando todo se tiñe de rosa. Vale la pena subir hasta la parte más alta para admirar las vistas de la Ciudadela y la ciudad.


Nos montamos en el autobús y nos desplazamos hasta Aljun, para visitar su Castillo, de arquitectura árabe, el castillo de Ajlun fue construido en el siglo XII para proteger las principales rutas comerciales que llevaban al valle del Jordan a la vez que servía para defender las minas de hierro de esta zona. En el siglo XIII fue ocupado por los mongoles y el el siglo XVI cayó bajo el mando de los otomanos.


El interior se encuentra totalmente restaurado y vacío pues fue semi destruido en varias ocasiones debido a distintos ataques. Perfectamente iluminado para la visita, el interior está formado por un laberinto de pequeños pasillos y habitaciones. Una de ellas acoge un coqueto museo con vasijas y utensilios encontrados en el fortín que pudimos visitar justo antes de subir hasta la cima del castillo y disfrutar de unas envidiables vistas panorámicas del valle del Jordán.


Almorzamos en un restaurante de carretera en la ruta hasta Jerash, ciudad greco-romana que formaba parte de la Decápolis y que es conocida como la Pompeya del Este por su importancia y su magnífico estado de conservación.  Una ciudad que en su máximo apogeo llego a tener más de 20 mil habitantes pertenecía a la provincia de Gerasa, una de las regiones del próximo oriente del imperio romano. Jerash comenzó aparecer en el “mapa” en tiempos de Alejandro Magno, debido a sus tierras fértiles y por estar dentro de una de las principales rutas comerciales. Fue el general romano Pompeyo quien la integró dentro del imperio y Trajano quien le trajo su mayor periodo de esplendor, cuando Trajano anexionó el reino de los Nabateos a la provincia de Gerasa.


Con la llegada de Adriano a la ciudad se construyó el monumento más importante de la ciudad, el famoso arco de Adriano, dando comienzo a una decadencia lenta que duró varios siglos y que en parte fue empujada con la destrucción de su vecina Palmira, Siria, en el 273 d.c, y por el declive del comercio caravanero y por el incremento de las rutas marítimas. Las ruinas de Jerash es un claro ejemplo de una gran ciudad de provincias, con sus teatros con butacas numeradas, una gran plaza y sobre todo, dos grandes accesos a la ciudad, donde destaca el Arco de Adriano, el punto de entrada a las ruinas de Jerash. El Arco de Adriano actualmente mide 13 m, la mitad de lo que media en el año 129 d.c. Detrás de éste está el hipódromo, parcialmente restaurado.


Pasado el hipódromo llega la imponente plaza de forma ovalada rodeada por numerosas columnas. Es una plaza de forma elíptica en perfecto estado de conservación. Una de las edificaciones, junto al teatro, más extraordinarias de las ruinas de Jerash. Tiene 90 metros de largo, 80 de alto y delimitada actualmente por 56 columnas. 


La pavimentación es la original, formada por grandes losas de caliza en el exterior y de menor tamaño en el centro.


A continuación está el Cardo Máximo, es una espectacular avenida de 800 metros de recorrido que parte de la Plaza Oval hasta llegar a la Puerta Norte. A los lados se construyeron decenas de viviendas, templos, monumentos y comercios, es decir los edificios más importantes de la ciudad


Actualmente solo quedan columnas y algunos restos de edificaciones en ambos lados. En el suelo se pueden apreciar los surcos que dejaban las ruedas de los carruajes.


En el camino encontramos el Ninfeo, es de finales del s II d.C y era la fuente más importante de la ciudad que se encontraba junto al templo dedicado a las ninfas, las divinidades de las fuentes. Está formada por una gran pileta de granito rosa y es de la época romano-bizantina.



Una monumental escalinata, cerrada por altos muros que hacen de fachada, conducía al Templo de Artemisa .Depende desde donde se mire la escalinata, el efecto óptico es diferente. Desde arriba parece que no haya escalones, mientras que desde abajo se ven claramente todos los escalones sin interrupción.


A la vuelta pudimos admirar el teatro.

VIERNES 6 AMMAN - MONTE NEBOT - MADABA - CASTILLO DE SHOBAK - PEQUEÑA PETRA


Hoy nos íbamos de Amman dirección al Monte Nebot, es el lugar más venerado de Jordania. Se trata de una elevación de aproximadamente 800 metros sobre el nivel del mar donde se tiene una inigualable panorámica de la mayor parte de Tierra Santa. Hacia el Sur se divisa el Mar Muerto y el Desierto de Judá. Al Oeste se distingue perfectamente el Valle del Jordán y las montañas de Judea y Samaria. En días claros y en esta dirección se pueden contemplar Belén, la fortaleza de Herodes, las cúpulas de Jerusalén y el oasis de Jericó.


De acuerdo a la tradición cristiana y a lo que recoge la Biblia en el último capítulo de su libro el Deuteronomio, Moisés al negársele la entrada a los israelitas que venían con él desde Egipto, vio la tierra de Canaán desde la cima de la montaña, tras lo cual murió.


En el Monte Nebo se edificó en el siglo IV una iglesia con tres ábsides; esta iglesia la visitó la monja berciana Eteria en el 393.


En la época bizantina y durante los siglos VI y VII se amplió el templo. Se pierden sus avatares durante siglos, que se retoman a principios del siglo XX con la llegada de los Franciscanos que sólo encontraron ruinas. Actualmente la iglesia que se puede visitar es una edificación sencilla con unas colecciones de mosaicos espléndidas del siglo VI.


Continuamos hasta Madaba, más conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, en Mádaba se encuentra el famoso mapa de mosaico de Jerusalén y Tierra Santa del siglo VI. Formado por dos millones de piezas hechas con piedra local de vivos colores, muestra colinas y valles y pueblos y ciudades hasta el delta del Nilo. 


El mapa de mosaico de Mádaba cubre todo el suelo de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, situada al noroeste del centro de la ciudad. La iglesia se erigió en 1896, sobre los restos de una iglesia bizantina anterior del siglo VI dC. El panel de mosaico que enmarca el mapa medía originalmente 15,6 m X 6 m, unos 94 m2 aunque hoy día sólo se conserva una cuarta parte del mosaico original.


De camino a Petra páramos para fotografiar el Castillo de Shobak, no se puede visitar ya que está derruido. 


Comimos en el camino en un restaurante y el guía nos propuso ver hoy la Pequeña Petra antes que Petra, y la verdad fue un acierto. A tan solo 8 kilómetros al norte de Petra se encuentra un pequeño desfiladero con numerosos templos, tumbas y otras estancias excavadas en la roca.


No es tan espectacular como su "hermana mayor", pero si la visitáis antes de recorrer la ciudad rosada del desierto, podréis sentiros como los antiguos exploradores y descubrir prácticamente en soledad un lugar fascinante dónde las antiguas caravanas de mercaderes descansaban antes de entrar en Petra y que permanece anclado en el tiempo.


Lo primero que nos encontramos fue una tumba nabatea excavada en la roca de la montaña la primera de muchas que veríamos tanto aquí como en Petra. 



En la misma zona podemos ver otras cavidades menos monumentales que ésta, pero que nos permiten hacernos una idea de lo que nos encontraremos más adelante. 


Se cree que Pequeña Petra era un barrio de Petra por dónde tenía que pasar obligatoriamente todo aquel que fuese a llevar sus mercancías a la imponente ciudad nabatea, por lo que la mayoría de las estancias que podemos ver en este lugar son edificios oficiales en los que se registraban viajeros y mercancías, aunque también hay otras estancias que se utilizaban para hospedar tanto a los viajeros como a sus animales.


Como si de una ciudad troglodita se tratase, comenzamos a encontrarnos con cuevas, tumbas y escaleras excavadas en la roca que se perdían en la montaña a izquierda y derecha.



Al final del camino, a los pies de la escalera, un cartel nos incitó a continuar hacia lo que prometía como "Las mejores vistas del mundo". La escalera no es que sea complicada, pero en algunos tramos se estrecha bastante y en otros desaparece, algunos del nuestro grupo subieron y otros nos quedamos. 


Fue el preludio de lo que nos encontraríamos mañana en Petra.


SÁBADO 7 PETRA

Todo viaje a Jordania incluye obligatoriamente una visita a Petra y el Tesoro. Un lugar fascinante construido por los Nabateos a golpe de cincel y mucho esfuerzo. Algo que a día de hoy aún nos parece increíble y que gracias a ello se ha convertido en una de las nuevas 7 maravillas del mundo moderno.


Pero Petra no es solo el Tesoro, es una vasta extensión de terreno que necesita al menos de 2 jornadas, aunque nosotros solo estuvimos 1 día, para poder ser recorrida en su totalidad. Petra a día de hoy es una ciudad completamente deshabitada cuyos últimos habitantes fueron desplazados a la cercana localidad de Uum Sayhoun, separados del núcleo turístico de Wadi Musa, donde se concentra toda la oferta hotelera de Petra y el acceso principal a esta. A pesar de que hay varios accesos, el único lugar donde podemos comprar la entrada es en Wadi Musa, donde tendremos que elegir entre las opciones de 1, 2 o 3 días.


Después de pasar el control de ticket, caminamos unos 30 minutos, hicimos alguna parada para escuchar a nuestro guía, durante este tramo te ofrecen coger caballos hasta llegar a la entrada del Siq.


Este maravilloso desfiladero de 1.200 metros de longitud que conduce al interior de Petra. Tiene tramos estrechos y otros más anchos, pero es una creación de la naturaleza maravillosa que no se parece a nada que habíamos visto antes.



Nosotros nos adelantamos del grupo para poder hacer algunas fotos sin tanta gente y con la idea de llegar al Tesoro


Lo más esperado de cualquier visita a Petra es el momento en el que se abre el Siq y aparece el monumental edificio del Tesoro, la atracción más imprescindible que visitar en Petra.


Este lugar se hizo conocer a través de la película de Indiana Jones donde el protagonista encuentra el santo grial en su interior. Es impresionante imaginar todo el trabajo que los nabateos tuvieron que hacer para esculpir en la roca el Tesoro que tiene 40 metros de altura y cuenta con columnas de 12 metros en su parte inferior, mientras en la parte superior destaca la enorme urna central. En su interior no hay nada, de todas formas ya hace años que no te dejan entrar.


Después de nuestra experiencia la mejor hora de visitar el Tesoro es muy temprano para disfrutarlo solito, aunque nosotros como íbamos en grupo, lo hicimos más tarde, hasta las 8-9 de la mañana el sol no empieza a iluminar su fachada y a esta hora la plaza delante del Tesoro suele estar a reventar de gente.


Lo mejor es esperar que el sol ilumine la fachada y luego seguir adelante con la visita. Otro buen momento es por la tarde durante las últimas horas del atardecer cuando la fachada se tiñe de un color más rosado, el color tan característico de Petra, la ciudad rosada.


Tras haber dejado detrás el Tesoro, llega el momento de adentrarse en Petra y pasear primero por su calle de las Fachadas donde podrás apreciar una gran variedad de tumbas, la gran mayoría totalmente vacía por el interior. Las tumbas tienen varios niveles y durante el día merece la pena ir explorándolas. La mayoría de las tumbas solo muestra belleza en el exterior, pero su interior es buen lugar para esconderse cuando el sol está arriba.


Continuando el paseo por los lugares imprescindibles que ver en Petra hacia el final de la Calle de las Fachadas encontrarás el Teatro Romano (llamado también Teatro Nabateo) del siglo I. d. C. En casi cualquier lugar del mundo un teatro antiguo como este sería la atracción principal, pero aquí se queda un poco en segundo plano detrás de las maravillas de la arquitectura nabatea. Es un teatro que llegó después de su ampliación llegó a tener una capacidad de 7000 personas. Lamentablemente los romanos para hacer la ampliación destruyeron algunas de las tumbas que se encontraban alrededor del teatro.


Al final de la calle principal, después de dejar atrás el Teatro Romano, llegarás a las Tumbas Reales, que son las tumbas más espectaculares que ver en Petra, Son unas tumbas con fachadas casi tan espectaculares como la del Tesoro o la del Monasterio.


Visitarás la Tumba de la Urna que se parece un poco al Monasterio, pero está más dañada (esta tumba también fue utilizada como iglesia bizantina), la Tumba de la Seda con sus rocas coloridas; la Tumba Corintia que recuerda un poco el Tesoro, el Monumento del Palacio con una fachada majestuosa de cinco alturas.


Tras dejar atrás la zona de las tumbas y el Teatro Romano llegarás a la Vía Columnada, un espacio mucho más abierto donde se encontraban algunos de los edificios públicos más importantes de la ciudad de Petra. En los alrededores de esta vía amplia llena de columnas podrás visitar algunas ruinas interesantes. Durante el día está bastante concurrida por burros y camellos que transportan la gente entre la zona del Tesoro y el Monasterio.


A la izquierda de la Vía Columnada se encuentra uno de los mayores conjuntos arqueológicos de Petra. Fue construido a finales del siglo I a.C. y cuentas con unos 7.000 metros cuadrados de superficie con dos niveles y columnas impresionantes de 15 m de altura.


Al final de la Vía Columnada se encuentra el Qasr al-Bint, un templo de forma completamente cuadrada que se alza sobre un podio. Es curioso como este templo del siglo I. d.C. que tiene una altura de 23 metros, sobreviviera a varios terremotos, mientras de los otros edificios de esta zona quedan solo columnas sueltas. En esta zona hay varios restaurantes por lo que comimos antes de la escalada al Monasterio, y fue un error, por intereses del guía, mejor subir y a la vuelta almorzar como hicieron otros grupos


Una de las actividades principales que hacer en Petra es subir al Monasterio, el monumento más grandioso de la ciudad nabatea. Se trata de un fantástico templo del siglo II. d. C. de 47 metros de anchura y 48 metros de altura esculpido en la roca.


El camino para subir hasta el Monasterio cuenta con unos 800 escalones y el recorrido dura entre 30 y 45 minutos dependiendo de tu estado físico. El camino es precioso con rocas de color rosa, naranja en los lados y unas vistas vertiginosas en varios momentos. La subida puede ser bastante cansina, pero el esfuerzo viene recompensado cuando llegues arriba y gires a la derecha para contemplar esta maravilla.


Nosotros empezamos la subida, y tanto Mari como Mili, se quedaron porque creían que no iban a poder llegar, por lo que continuamos Ángel y yo hasta llegar al Monasterio con el fin de sacar unas fotos y vídeos y enseñárselos a nuestras parejas, pero después de descansar y empezar la vuelta, la sorpresa fue mayúscula al ver aparecer a las dos por el camino por lo que volvimos para celebrar lo conseguido.



La vuelta hasta la entrada fue pausada pero dura, ya que al final puedes andar varios kilómetros hasta llegar al comienzo, pero te queda en el cuerpo y en el alma una sensación de haber visto algo extraordinario, reteniendo en nuestras retinas y en nuestras cámaras todos los momentos por los que pasamos, ha merecido la pena todo.

DOMINGO 8 PETRA – DESIERTO WADI RUM

Después del día anterior y del sabor tan agradable de la visita de Petra, tocaba adentrarse en el desierto de Wadi Rum, por lo que nos dirigimos en autobús hasta un centro de recogida en donde nos montamos en vehículos 4x4.


La excursión a Wadi Rum hay que realizarla a bordo de un todoterreno conducido por un beduino, un hombre del desierto descendiente de los mismos que ayudaron a T.E. Lawrence, popularmente conocido como Lawrence de Arabia, a liberar a los pueblos de Oriente Medio a liberarse del dominio otomano en la Revolución Árabe (1916-18).


Visitar un desierto es una experiencia increíble, sobre todo para los que viven en una ciudad. El de Wadi Rum, uno de los más bellos desiertos de Arabia.


Wadi Rum es un laberinto de rocas monolíticas y espacios interminables sin vida que esconde paisajes increíbles como ‘El valle de la luna’, que ofrece profundos cañones, depósitos de agua y dibujos en las rocas, algunos de ellas datan de hace 4.000 años.


Nosotros nos quedamos en el Campamento Sand Rose, es un campamento que cuenta con zona de barbacoa, bar y restaurante. Algunos alojamientos tienen zona de estar y/o terraza, hay una cómoda zona de estar alrededor de una chimenea abierta donde se puede preparar té en el fuego.


Las comidas nos la sirvieron en una jaima decorada al estilo beduino. El almuerzo consiste en una barbacoa, mientras que para la cena nos prepararon un plato típico de la región cocinado bajo la arena (incluye cordero, pollo y verduras).


Por la noche se celebró una fiesta con DJ hasta tarde, en la que estuvieron bailando los beduinos y algunos nos aventuramos a salir a la pista. Nosotros nos quedamos en el campamento y no hicimos la excursión en todo terreno, y fue un acierto. Hay dos momentos especialmente mágicos en el desierto: el amanecer y el atardecer. Es entonces cuando las montañas van cambiando de color según la intensidad y ángulo del sol, incluso, depende del punto desde el que se observen parece que éstas emerjan verticalmente desde el suelo.


Durante unas horas usted estará inmerso en un paisaje lunar único en el mundo, que también se puede visitar a lomos de un camello, el animal que lleva milenios ayudando al hombre a sobrevivir en este lugar extremo.


Uno de los mejores momentos de nuestro día fue ver el atardecer en este lugar tan mágico. Lo mejor que hacer a esta hora en el desierto de Wadi Rum es buscar un lugar elevado desde donde se puede ver bien como el sol baja detrás de algunas rocas características del lugar y ver cómo los colores del desierto van poniéndose más fuertes antes del atardecer.

LUNES 9 DESIERTO WADI RUM – MAR MUERTO

Nuestra última visita en Jordania sería el Mar Muerto, por lo que nos desplazamos hasta nuestro hotel el Ramada Resort Dead Sea, que tenía una salida particular al mar y te llevaban en autobús.


El Mar Muerto es un lago salado. Su orilla oeste está en territorio de Israel y de Cisjordania, y su orilla este pertenece a Jordania. Se encuentra a 422 metros bajo el nivel del mar y sus costas se ubican en la cota más baja de tierra firme de todo el planeta. Además, se trata del lago salino más hondo del mundo llegando a los 378 metros de profundidad. Su salinidad es del 33.7% por lo que la vida es totalmente imposible en sus aguas, de ahí su nombre, es 8 veces más salado que el mar.


Nuestra intención era bañarnos en sus aguas, por lo que nos pusimos los bañadores y nos zambullimos en unas aguas que parecen empeñadas en devolvernos a la superficie, con una temperatura excesiva a los que estamos acostumbrados a bañarnos en nuestras costas.


Posteriormente nos embadurnamos con el lodo de sus orillas, y tras varios minutos de espera a que se secara, nos volvimos a bañar y se nos quedó la piel como la seda.


Fue nuestra última experiencia en Jordania, ya que al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta, la realidad es que nos ha impresionado lo que hemos visto y por supuesto aconsejamos el pasar al menos una semana en este gran país.