JORDANIA DEL 3 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2019
MARTES 3 MÁLAGA - AMMAN
El viaje lo
habíamos contratado con Logitravel, ya era el segundo que hacíamos con ellos y
teníamos una muy buena impresión del anterior. Nosotros volábamos desde Málaga
y los amigos cántabros, Mili y Angel, Marisol y Goyo e Isabel y Fidel volaban
desde Italia. Nosotros llegamos por la tarde y después de los trámites
aduaneros empezamos a conocer su capital Amman, es una ciudad fascinante llena
de contrastes, una mezcla única de lo antiguo con lo moderno, situada
estratégicamente en un área de colinas, entre el desierto y el fértil valle del
Jordán. Debido a la prosperidad de la que disfruta la ciudad en nuestros días y
a su clima templado, casi la mitad de la población de Jordania está concentrada
en el área de Amán. El centro es mucho más antiguo y más tradicional. Ahí
encontrarás negocios más pequeños que producen y venden casi de todo, desde
artículos de joyería hasta utensilios del hogar. Los habitantes de Amán son
multiculturales, educados, hospitalarios y conforman una sociedad muy variada.
MIÉRCOLES 4 AMMAN
Hoy teníamos el
día libre en Amman, por lo que cogimos un taxi desde nuestro hotel Days Inn By
Wyndham, y nos desplazamos el centro hasta la Mezquita All-Husseini. Comentar
que los taxis suelen salir barato aunque conviene consultar el precio antes de
cogerlos.
A pesar de su
falta de esplendor artístico, la mezquita Al-Husseiny es el alma del Downtown
de Ammán. El lugar es súper popular entre los lugareños y vale la pena
acercarte, aunque solo sea para verla por fuera. Lo cierto es que los no
musulmanes no suelen poder visitarla, así que tuvimos que conformarnos con dar
un paseo y admirarla.
Nos
encontrábamos en el Downtown, es un verdadero hormiguero de gente, tiendas y
coches que no parece dormir nunca. Las calles y edificios modernos e
impersonales se mezclan con las ruinas de la fuente pública romana del Ninfeo y
la silueta de la mezquita Al-Husseiny, con los aromas de las especias de las
tiendas del zoco y el rojo y el negro de los ropajes tradicionales jordanos que
están en casi todos los escaparates.
Pasear por el
Downtown es zambullirse de pleno en la vida de la capital jordana y, de paso,
una de las mejores cosas que hacer en Ammán.
Nuestra
intención era recorrer las calles sin ninguna dirección, perdernos por la zona.
Nos metimos en el zoco y lo que siempre hacemos cuando llegamos a una ciudad,
ver su mercado, sus frutas, sus especias y comprar y degustar de aquello que
nos ofrecen, además de algo de fruta compramos dátiles verdes, que nunca los
habíamos probado y a todos nos gustó, además compramos dátiles a 6€ el kilo,
los que en España los encuentra de 15 a 20€, dimos un recorrido por el Bazar
Song Al-Sukar.
Teníamos en
mente visitar una mezquita por lo que cogimos otro taxi y llegamos a la
Mezquita Rey Abdullah I, construida en los 1980s por orden del Rey Hussein
(1935 - 1999) en memoria de su abuelo, es una de las pocas que está abierta a
visitantes no-musulmanes. Está situada en la parte más alta de la ciudad.
Es posible
visitarla pero si eres mujer vas a tener que cubrirte la cabeza y el cuerpo si
llevas los brazos y las piernas al aire, o tejanos, Por lo que tuvimos que
pasar por una especie de tienda de souvenir que está a la entrada y vestirnos
adecuadamente.
La nave
octogonal tiene una superficie de 1.615 m2 y una capacidad para albergar a
3.000 fieles. Su cúpula de 35 m de diámetro llega a una altura de 31 m. Desde
el centro de la bóveda surgen líneas de radiación con forma de estrella dorada
que culminan en los 99 nombres de Alá. El candelabro suspendido tiene 168
lámparas en tres círculos con versos coránicos y el nombre de Alá sobre cada
lámpara.
La gran
alfombra roja es un símbolo de la tierra fértil y sus ornamentos reiterativos
dirigen a los fieles hacia la quibla. Todas las paredes, incluyendo la quibla,
el púlpito y el mihrab constan de paneles de madera y mármol. Cerca de la
entrada hay un pequeño museo islámico que incluye adquisiciones personales y
fotos del fallecido rey Abdullah Bin Al-Hussein.
Nos acercábamos
a la hora de comer y nos dirigimos al Jafra Café, y fue todo un acierto, creo
que fue el mejor restaurante de todos los que comimos en Jordania. Está situado
en un primer piso y tanto la cocina como la estancia es muy acogedora.
Tal vez nos
pasamos con los platos ya que pedimos unas ensaladas, unos entrantes de humos y
falafel, y posteriormente cordero con arroz y yogur y pollo con verduras en una
especie de ánfora de barro que había que partir, por lo que nos sobró mucha
comida ya que los platos eran enormes.
Después de la
comida dimos un paseo para bajarla y pasamos por muchas tiendas en la que
aprovechamos para inmortalizar algunos momentos.
Nuestra próxima
parada era Rainbow Street, Los ciudadanos de Ammán adoran pasear al atardecer
por Rainbow Street, sentarse en sus cafeterías y restaurantes y ver a la gente
pasar. Esta bonita calle de la colina de Jebel Amman que le debe su
nombre al arco iris es uno de los lugares más interesantes que visitar en
Ammán. Callejeamos, nos tomamos nuestro tiempo, respiramos el ambiente y aprovechamos
para comprar algún que otro souvenir, en particular unos anillos y colgantes de
sultanita.
Ya tarde
volvimos al hotel y aprovechamos para darnos un baño y meternos en el
Spa.
JUEVES
5 AMMAN - AJLUN - JERASH
Hoy teníamos
una visita panorámica por Amman, empezando por la Ciudadela, sin lugar a dudas,
uno de los mejores lugares que ver en Ammán. En la colina de Jebel al-Qala’a se
unen las ruinas romanas y omeyas con los restos de la Edad del Bronce y del
Hierro. El lugar lleva ocupado desde el 8.500 a.C. y, como fortaleza durante
miles de años, ha visto surgir y caer a todas las civilizaciones que le han
dado forma a la Ammán contemporánea. La Ciudadela es posiblemente el mejor
mirador de Ammán. Desde sus más de 800 metros sobre el nivel del mar domina el
paisaje y permite admirar cómo las casas y edificios de piedra blanca (está
prohibido construir con cualquier otro material).
Dentro de la
Ciudadela encontramos a dos columnas gigantescas son todo lo que queda del
Templo de Hércules, otro de los lugares más bonitos que ver en Ammán. Fue
construido en el siglo II aC, durante el reinado del emperador Marco Aurelio y
sus ruinas permiten hacerte una idea de lo grande e importante que debió ser en
su día.
Justo detrás,
en un mirador, están los restos de una mano de piedra que debió formar parte de
las decoraciones del complejo religioso en sus días de gloria.
En el mismo
recinto encontramos con su cúpula de color azul plomo, los restos del Palacio
Omeya. Se cree que sus orígenes se remontan al siglo VIII y que formaba parte
de un gran complejo de edificios residenciales para la realeza.
Sufrió
bastantes desperfectos durante un terremoto y nunca se reconstruyó al 100%. Si
tienes tiempo, párate a admirar los relieves y decoraciones de su interior. Por
cierto, la cúpula es una reconstrucción que hizo un grupo de arqueólogos
españoles. También puedes encontrar dentro de la Ciudadela el Museo
Arqueológico de Jordania.
Nuestra
siguiente parada fue el Teatro Romano, al igual que el resto de la ciudad, la
piedra es blanca como la nieve.
Este enorme
auditorio con capacidad para 6.000 personas construido en el siglo II a.C. es
un prodigio a primera hora de la mañana, con la suave luz del amanecer, o al
atardecer, cuando todo se tiñe de rosa. Vale la pena subir hasta la parte más
alta para admirar las vistas de la Ciudadela y la ciudad.
Nos montamos en
el autobús y nos desplazamos hasta Aljun, para visitar su Castillo, de
arquitectura árabe, el castillo de Ajlun fue construido en el siglo XII para
proteger las principales rutas comerciales que llevaban al valle del Jordan a
la vez que servía para defender las minas de hierro de esta zona. En el siglo
XIII fue ocupado por los mongoles y el el siglo XVI cayó bajo el mando de los
otomanos.
El interior se
encuentra totalmente restaurado y vacío pues fue semi destruido en varias
ocasiones debido a distintos ataques. Perfectamente iluminado para la visita,
el interior está formado por un laberinto de pequeños pasillos y habitaciones.
Una de ellas acoge un coqueto museo con vasijas y utensilios encontrados en el
fortín que pudimos visitar justo antes de subir hasta la cima del castillo y
disfrutar de unas envidiables vistas panorámicas del valle
del Jordán.
Almorzamos en
un restaurante de carretera en la ruta hasta Jerash, ciudad greco-romana que
formaba parte de la Decápolis y que es conocida como la Pompeya del Este por su
importancia y su magnífico estado de conservación. Una ciudad que en su
máximo apogeo llego a tener más de 20 mil habitantes pertenecía a la provincia
de Gerasa, una de las regiones del próximo oriente del imperio romano. Jerash
comenzó aparecer en el “mapa” en tiempos de Alejandro Magno, debido a sus
tierras fértiles y por estar dentro de una de las principales rutas
comerciales. Fue el general romano Pompeyo quien la integró dentro del imperio
y Trajano quien le trajo su mayor periodo de esplendor, cuando Trajano anexionó
el reino de los Nabateos a la provincia de Gerasa.
Con la llegada
de Adriano a la ciudad se construyó el monumento más importante de la ciudad,
el famoso arco de Adriano, dando comienzo a una decadencia lenta que duró
varios siglos y que en parte fue empujada con la destrucción de su vecina
Palmira, Siria, en el 273 d.c, y por el declive del comercio caravanero y por
el incremento de las rutas marítimas. Las ruinas de Jerash es un claro ejemplo
de una gran ciudad de provincias, con sus teatros con butacas numeradas,
una gran plaza y sobre todo, dos grandes accesos a la ciudad, donde destaca el
Arco de Adriano, el punto de entrada a las ruinas de Jerash. El Arco de
Adriano actualmente mide 13 m, la mitad de lo que media en el año 129 d.c.
Detrás de éste está el hipódromo, parcialmente restaurado.
Pasado el hipódromo
llega la imponente plaza de forma ovalada rodeada por numerosas columnas. Es
una plaza de forma elíptica en perfecto estado de conservación. Una de las
edificaciones, junto al teatro, más extraordinarias de las ruinas de Jerash.
Tiene 90 metros de largo, 80 de alto y delimitada actualmente por 56
columnas.
La
pavimentación es la original, formada por grandes losas de caliza en el
exterior y de menor tamaño en el centro.
A continuación
está el Cardo Máximo, es una espectacular avenida de 800 metros de recorrido
que parte de la Plaza Oval hasta llegar a la Puerta Norte. A los lados se
construyeron decenas de viviendas, templos, monumentos y comercios, es decir
los edificios más importantes de la ciudad
Actualmente
solo quedan columnas y algunos restos de edificaciones en ambos lados. En el
suelo se pueden apreciar los surcos que dejaban las ruedas de los carruajes.
En el camino
encontramos el Ninfeo, es de finales del s II d.C y era la fuente más
importante de la ciudad que se encontraba junto al templo dedicado a las
ninfas, las divinidades de las fuentes. Está formada por una gran pileta de
granito rosa y es de la época romano-bizantina.
Una monumental
escalinata, cerrada por altos muros que hacen de fachada, conducía al Templo de
Artemisa .Depende desde donde se mire la escalinata, el efecto óptico es
diferente. Desde arriba parece que no haya escalones, mientras que desde abajo
se ven claramente todos los escalones sin interrupción.
A la vuelta
pudimos admirar el teatro.
VIERNES 6
AMMAN - MONTE NEBOT - MADABA - CASTILLO DE SHOBAK - PEQUEÑA PETRA
Hoy nos íbamos
de Amman dirección al Monte Nebot, es el lugar más venerado de Jordania. Se
trata de una elevación de aproximadamente 800 metros sobre el nivel del mar
donde se tiene una inigualable panorámica de la mayor parte de Tierra Santa.
Hacia el Sur se divisa el Mar Muerto y el Desierto de Judá. Al Oeste se
distingue perfectamente el Valle del Jordán y las montañas de Judea y Samaria.
En días claros y en esta dirección se pueden contemplar Belén, la fortaleza de
Herodes, las cúpulas de Jerusalén y el oasis de Jericó.
De acuerdo a la
tradición cristiana y a lo que recoge la Biblia en el último capítulo de su
libro el Deuteronomio, Moisés al negársele la entrada a los israelitas que
venían con él desde Egipto, vio la tierra de Canaán desde la cima de la
montaña, tras lo cual murió.
En el Monte
Nebo se edificó en el siglo IV una iglesia con tres ábsides; esta iglesia la
visitó la monja berciana Eteria en el 393.
En la época
bizantina y durante los siglos VI y VII se amplió el templo. Se pierden sus
avatares durante siglos, que se retoman a principios del siglo XX con la
llegada de los Franciscanos que sólo encontraron ruinas. Actualmente la iglesia
que se puede visitar es una edificación sencilla con unas colecciones de
mosaicos espléndidas del siglo VI.
Continuamos
hasta Madaba, más conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas,
en Mádaba se encuentra el famoso mapa de mosaico de Jerusalén y Tierra Santa
del siglo VI. Formado por dos millones de piezas hechas con piedra local de
vivos colores, muestra colinas y valles y pueblos y ciudades hasta el delta del
Nilo.
El mapa de
mosaico de Mádaba cubre todo el suelo de la iglesia ortodoxa griega de San
Jorge, situada al noroeste del centro de la ciudad. La iglesia se erigió en
1896, sobre los restos de una iglesia bizantina anterior del siglo VI dC. El
panel de mosaico que enmarca el mapa medía originalmente 15,6 m X 6 m, unos 94
m2 aunque hoy día sólo se conserva una cuarta parte del mosaico original.
De camino a
Petra páramos para fotografiar el Castillo de Shobak, no se puede visitar ya
que está derruido.
Comimos en el
camino en un restaurante y el guía nos propuso ver hoy la Pequeña Petra antes
que Petra, y la verdad fue un acierto. A tan solo 8 kilómetros al norte de
Petra se encuentra un pequeño desfiladero con numerosos templos, tumbas y otras
estancias excavadas en la roca.
No es tan
espectacular como su "hermana mayor", pero si la visitáis antes de
recorrer la ciudad rosada del desierto, podréis sentiros como los antiguos
exploradores y descubrir prácticamente en soledad un lugar fascinante dónde las
antiguas caravanas de mercaderes descansaban antes de entrar en Petra y que
permanece anclado en el tiempo.
Lo primero que
nos encontramos fue una tumba nabatea excavada en la roca de la montaña la
primera de muchas que veríamos tanto aquí como en Petra.
En la misma
zona podemos ver otras cavidades menos monumentales que ésta, pero que nos
permiten hacernos una idea de lo que nos encontraremos más adelante.
Se cree que
Pequeña Petra era un barrio de Petra por dónde tenía que pasar obligatoriamente
todo aquel que fuese a llevar sus mercancías a la imponente ciudad nabatea, por
lo que la mayoría de las estancias que podemos ver en este lugar son edificios
oficiales en los que se registraban viajeros y mercancías, aunque también hay
otras estancias que se utilizaban para hospedar tanto a los viajeros como a sus
animales.
Como si de una
ciudad troglodita se tratase, comenzamos a encontrarnos con cuevas, tumbas y
escaleras excavadas en la roca que se perdían en la montaña a izquierda y
derecha.
Al final del
camino, a los pies de la escalera, un cartel nos incitó a continuar hacia lo
que prometía como "Las mejores vistas del mundo". La escalera no es
que sea complicada, pero en algunos tramos se estrecha bastante y en otros
desaparece, algunos del nuestro grupo subieron y otros nos quedamos.
Fue el preludio
de lo que nos encontraríamos mañana en Petra.
SÁBADO 7
PETRA
Todo viaje a
Jordania incluye obligatoriamente una visita a Petra y el Tesoro. Un lugar
fascinante construido por los Nabateos a golpe de cincel y mucho esfuerzo. Algo
que a día de hoy aún nos parece increíble y que gracias a ello se ha
convertido en una de las nuevas 7 maravillas del mundo moderno.
Pero Petra no
es solo el Tesoro, es una vasta extensión de terreno que necesita al menos de 2
jornadas, aunque nosotros solo estuvimos 1 día, para poder ser recorrida en su
totalidad. Petra a día de hoy es una ciudad completamente deshabitada cuyos
últimos habitantes fueron desplazados a la cercana localidad de Uum Sayhoun,
separados del núcleo turístico de Wadi Musa, donde se concentra toda la oferta hotelera de Petra y el acceso
principal a esta. A pesar de que hay varios accesos, el único lugar donde
podemos comprar la entrada es en Wadi Musa, donde tendremos que elegir entre
las opciones de 1, 2 o 3 días.
Después de
pasar el control de ticket, caminamos unos 30 minutos, hicimos alguna parada
para escuchar a nuestro guía, durante este tramo te ofrecen coger caballos hasta
llegar a la entrada del Siq.
Este
maravilloso desfiladero de 1.200 metros de longitud que conduce al interior de Petra. Tiene
tramos estrechos y otros más anchos, pero es una creación de la naturaleza
maravillosa que no se parece a nada que habíamos visto antes.
Nosotros nos
adelantamos del grupo para poder hacer algunas fotos sin tanta gente y con la idea
de llegar al Tesoro
Lo más
esperado de cualquier visita a
Petra es el momento en el que se abre
el Siq y aparece el monumental edificio del Tesoro, la atracción más imprescindible que visitar
en Petra.
Este lugar se
hizo conocer a través de la película de Indiana Jones donde el protagonista encuentra el santo grial en su interior. Es
impresionante imaginar todo el trabajo que los nabateos tuvieron que hacer para
esculpir en la roca el
Tesoro que tiene 40 metros de altura y
cuenta con columnas de 12 metros en su parte inferior, mientras en la parte
superior destaca la enorme urna central. En su interior no hay nada, de todas
formas ya hace años que no te dejan entrar.
Después de nuestra experiencia la mejor hora de
visitar el Tesoro es muy temprano para disfrutarlo solito, aunque nosotros como
íbamos en grupo, lo hicimos más tarde, hasta las 8-9 de la mañana el sol no
empieza a iluminar su fachada y a esta hora la plaza delante del Tesoro suele
estar a reventar de gente.
Lo mejor es esperar que el sol ilumine la fachada y
luego seguir adelante con la visita. Otro buen momento es por la tarde durante
las últimas horas del atardecer cuando la fachada se tiñe de un color más
rosado, el color tan característico de Petra, la ciudad rosada.
Tras haber dejado detrás el Tesoro, llega el momento
de adentrarse en Petra y pasear primero por su calle de las Fachadas donde podrás apreciar una gran
variedad de tumbas, la gran mayoría
totalmente vacía por el interior. Las tumbas tienen varios niveles y durante el día merece la pena ir
explorándolas. La mayoría de las tumbas
solo muestra belleza en el exterior, pero su interior es buen lugar para
esconderse cuando el sol está arriba.
Continuando el paseo por los lugares imprescindibles
que ver en Petra hacia el final de la Calle de las Fachadas encontrarás el Teatro Romano (llamado también
Teatro Nabateo) del siglo I. d. C. En casi cualquier lugar del mundo un teatro
antiguo como este sería la atracción
principal, pero aquí se queda un poco en segundo plano detrás de las maravillas
de la arquitectura nabatea. Es un teatro que llegó después de su ampliación
llegó a tener una capacidad de 7000 personas. Lamentablemente los romanos para hacer la ampliación destruyeron
algunas de las tumbas que se encontraban alrededor del teatro.
Al final de la calle principal, después de dejar atrás
el Teatro Romano, llegarás a las Tumbas Reales, que son las tumbas más
espectaculares que ver en Petra, Son unas tumbas con fachadas casi tan
espectaculares como la del Tesoro o la del Monasterio.
Visitarás la Tumba de la Urna que se parece un poco al
Monasterio, pero está más dañada (esta tumba también fue utilizada como iglesia
bizantina), la Tumba de la Seda con sus rocas coloridas; la Tumba Corintia que
recuerda un poco el Tesoro, el Monumento del Palacio con una fachada majestuosa
de cinco alturas.
Tras dejar atrás la zona de las tumbas y el Teatro
Romano llegarás a la Vía Columnada, un espacio mucho más abierto donde se encontraban algunos de los
edificios públicos más importantes de la ciudad de Petra. En los alrededores de esta vía amplia llena de columnas podrás visitar
algunas ruinas interesantes. Durante el día está bastante concurrida por burros
y camellos que transportan la gente entre la zona del Tesoro y el Monasterio.
A la izquierda de la Vía Columnada se encuentra uno de
los mayores conjuntos arqueológicos de Petra. Fue construido a finales del siglo I a.C. y
cuentas con unos 7.000 metros cuadrados de superficie con dos niveles y
columnas impresionantes de 15 m de altura.
Al final de la Vía Columnada se encuentra el Qasr al-Bint, un templo
de forma completamente cuadrada que se alza sobre un podio. Es curioso como
este templo del siglo I. d.C. que tiene una altura de 23 metros, sobreviviera a varios terremotos, mientras de los otros edificios de esta
zona quedan solo columnas sueltas. En esta zona hay varios restaurantes por lo
que comimos antes de la escalada al Monasterio, y fue un error, por intereses
del guía, mejor subir y a la vuelta almorzar como hicieron otros grupos
Una de las actividades principales que hacer en Petra
es subir al Monasterio, el monumento más grandioso de la ciudad nabatea. Se
trata de un fantástico templo del siglo II. d. C. de 47 metros de anchura y 48
metros de altura esculpido en la roca.
El camino para subir hasta el Monasterio cuenta
con unos 800 escalones y el recorrido dura entre 30 y 45 minutos dependiendo de
tu estado físico. El camino es precioso con rocas de color rosa, naranja en los
lados y unas vistas vertiginosas en varios momentos. La subida puede ser
bastante cansina, pero el esfuerzo viene recompensado cuando llegues arriba y
gires a la derecha para contemplar esta maravilla.
Nosotros empezamos la subida, y tanto Mari como Mili,
se quedaron porque creían que no iban a poder llegar, por lo que continuamos
Ángel y yo hasta llegar al Monasterio con el fin de sacar unas fotos y vídeos y
enseñárselos a nuestras parejas, pero después de descansar y empezar la vuelta,
la sorpresa fue mayúscula al ver aparecer a las dos por el camino por lo que
volvimos para celebrar lo conseguido.
La vuelta hasta la entrada fue pausada pero dura, ya
que al final puedes andar varios kilómetros hasta llegar al comienzo, pero te
queda en el cuerpo y en el alma una sensación de haber visto algo
extraordinario, reteniendo en nuestras retinas y en nuestras cámaras todos los
momentos por los que pasamos, ha merecido la pena todo.
DOMINGO 8 PETRA – DESIERTO WADI RUM
Después del día
anterior y del sabor tan agradable de la visita de Petra, tocaba adentrarse en
el desierto de Wadi Rum, por lo que nos dirigimos en autobús hasta un centro de
recogida en donde nos montamos en vehículos 4x4.
La excursión a Wadi Rum hay que realizarla a bordo de
un todoterreno conducido por un beduino, un hombre del desierto descendiente de
los mismos que ayudaron a T.E. Lawrence, popularmente conocido como Lawrence de
Arabia, a liberar a los pueblos de Oriente Medio a liberarse del dominio
otomano en la Revolución Árabe (1916-18).
Visitar un
desierto es una experiencia increíble, sobre todo para los que viven en una
ciudad. El de Wadi Rum, uno
de los más bellos desiertos de Arabia.
Wadi Rum es un laberinto de rocas monolíticas y espacios
interminables sin vida que esconde paisajes increíbles como ‘El valle de la
luna’, que ofrece profundos cañones, depósitos de agua y dibujos en las rocas,
algunos de ellas datan de hace 4.000 años.
Nosotros nos quedamos en el
Campamento Sand Rose, es un campamento que cuenta con zona de barbacoa, bar y
restaurante. Algunos alojamientos tienen zona de estar y/o terraza, hay una
cómoda zona de estar alrededor de una chimenea abierta donde se puede preparar
té en el fuego.
Las comidas nos la sirvieron en una
jaima decorada al estilo beduino. El almuerzo consiste en una barbacoa,
mientras que para la cena nos prepararon un plato típico de la región cocinado
bajo la arena (incluye cordero, pollo y verduras).
Por la noche se celebró una fiesta
con DJ hasta tarde, en la que estuvieron bailando los beduinos y algunos nos
aventuramos a salir a la pista. Nosotros nos quedamos en el campamento y no hicimos la
excursión en todo terreno, y fue un acierto. Hay dos momentos especialmente
mágicos en el desierto: el amanecer y el atardecer. Es entonces cuando las
montañas van cambiando de color según la intensidad y ángulo del sol, incluso,
depende del punto desde el que se observen parece que éstas emerjan
verticalmente desde el suelo.
Durante unas horas usted estará inmerso en un paisaje
lunar único en el mundo, que también se puede visitar a lomos de un camello, el
animal que lleva milenios ayudando al hombre a sobrevivir en este lugar
extremo.
Uno de los mejores
momentos de nuestro día fue ver
el atardecer en este lugar tan mágico.
Lo mejor que hacer a esta hora en el desierto de Wadi Rum es buscar un
lugar elevado desde donde se puede ver
bien como el sol baja detrás de algunas rocas características del lugar y ver cómo los colores del desierto van
poniéndose más fuertes antes del atardecer.
LUNES 9 DESIERTO WADI RUM – MAR MUERTO
Nuestra última
visita en Jordania sería el Mar Muerto, por lo que nos desplazamos hasta
nuestro hotel el Ramada Resort Dead Sea, que tenía una salida particular al mar
y te llevaban en autobús.
El Mar Muerto es un lago salado. Su orilla oeste está
en territorio de Israel y de Cisjordania,
y su orilla este pertenece a Jordania. Se encuentra a 422 metros bajo el nivel
del mar y sus costas se ubican en la cota más baja de tierra firme de todo el
planeta. Además, se trata del lago salino más hondo del mundo llegando a los
378 metros de profundidad. Su salinidad es del 33.7% por lo que la vida es
totalmente imposible en sus aguas, de ahí su nombre, es 8 veces más salado que
el mar.
Nuestra intención era bañarnos en sus aguas, por lo
que nos pusimos los bañadores y nos zambullimos en unas aguas que parecen
empeñadas en devolvernos a la superficie, con una temperatura excesiva a los
que estamos acostumbrados a bañarnos en nuestras costas.
Posteriormente nos embadurnamos con el lodo de sus
orillas, y tras varios minutos de espera a que se secara, nos volvimos a bañar
y se nos quedó la piel como la seda.
Fue nuestra última experiencia en Jordania, ya que al
día siguiente teníamos el vuelo de vuelta, la realidad es que nos ha
impresionado lo que hemos visto y por supuesto aconsejamos el pasar al menos
una semana en este gran país.